Regulación del Cannabis en México: una mirada desde el enfoque de la salud pública
La Escuela de Salud Pública de México (ESPM), como parte de su ciclo de Videoconferencias interactivas 2022, el pasado 21 de junio en voz del Mtro. Emanuel Orozco Nuñez, profesor investigador del Centro de Investigación en Sistemas de Salud (CISS-INSP), abordó el tema “Regulación del Cannabis en México: Salud, Derechos Humanos y Legislación”.
Como punto de partida de esta videoconferencia se señaló la importancia de hacer un abordaje metodológico sistemático, así como un análisis “lo más actualizado posible” de un tema que lleva en la agenda pública, al menos, desde 2017; y que se ha discutido tanto en las cámaras de diputados y senadores como en los medios de comunicación, “a fin de evitar en la medida de lo posible la especulación”. Así lo dijo el Mtro. Orozco e hizo énfasis en la dificultad que representa tratar de establecer un marco regulatorio en torno de una sustancia sobre la que hay tanta ambigüedad, dado que se refiere “a un vegetal o planta, conocido con distintas denominaciones: marihuana, yerba, cáñamo, mota” y que por sus propiedades “hipnóticas y sedativas” tiene distintos usos terapéuticos, industriales, cosméticos y de alteración de los sentidos, haciendo que las percepciones sobre su uso estén cambiando.
Existen 3 especies principales: Sativa, Índica y Ruderalis. El cannabis tiene más de 400 compuestos, entre los que predominan el tetrahidrocannabinol (THC), que altera la conducta; y el cannabidiol (CBD), usado principalmente para la producción de medicamentos. El THC es el compuesto que tiene efectos psicoactivos en concentraciones mayores al 1% (fumado, en caramelos y en vapeadores) y el CBD está relacionado con mayores propiedades terapéuticas. Una tercera vía de uso es el cáñamo industrial que se encuentra en investigación para la fabricación de ropa, aceites y la floreciente industria cosmética.
Los efectos en salud observados en la utilización del CBD se han extendido desde el uso tradicional que se hace en México para tratar problemas músculo-esqueléticos, hasta como coadyuvante en el tratamiento de glaucoma, artritis reumatoide, VIH, Alzheimer, dolor (dolores crónicos de difícil control), asma, cáncer, enfermedad de Crohn, epilepsia, esclerosis múltiple, insomnio y Párkinson.
Al abordar el tema regulatorio desde una perspectiva de salud pública, el Mtro. Orozco recordó que en junio del año pasado la Suprema Corte de Justicia publicó un decreto en donde se afirma con claridad que esta sustancia no representa peligro, y esto implicaría que tendría que acelerarse un proceso regulatorio adecuado para hacer uso legal de la marihuana y poder aprovechar sus propiedades curativas.
Hablando de la regulación en los sistemas de salud, Emanuel Orozco señaló que las sociedades modernas están “tremendamente normativizadas, con un comportamiento social tremendamente institucionalizado y, de allí, la importancia de discutir las leyes y las reglas, ¿quién debe poner las leyes y definir las normas y cuáles son sus facultades?”. La regulación –dijo– “implica poner límites, que esos límites los ponga claramente la autoridad pública, en este caso el Estado, y que se ejerzan a través de leyes y procedimientos institucionales. No debe ser el mercado, ni la oferta y la demanda, sino el Estado, porque poco puede hacer el sector salud para corregir diversas imperfecciones del mercado como externalidades, monopolios u oligopolios. El poder coercitivo del Estado es para imponer límites a personas e instituciones”. Los límites tienen que marcarse para quien consume, pero también para quien produce y comercializa. “La agenda no es sanitaria, es judicial, de derechos humanos y procesos legislativos para nuestro país”– afirmó–.
La Secretaría de Salud clasifica la sustancia con base en la evidencia disponible para identificar si representa o no mayores o menores riesgos. Con base en la evidencia disponible se puede afirmar que “los riesgos son de moderados a bajos”, por lo cual no hay una justificación plena o legal para la prohibición total del Cannabis.
Entre los determinantes del proceso regulatorio, el Mtro. Orozco identificó al contexto legal y a las diversas estrategias que se han seguido para poner el tema en la agenda y detonar los procesos legislativos correspondientes, así como las variables clave, tales como las actitudes culturales, la competencia gubernamental y las diferentes posturas políticas.
En relación a la inocuidad del Cannabis, el Mtro. Orozco fue enfático al señalar que sí existe evidencia sobre riesgos y alteraciones que produce su consumo, tales como la pérdida de memoria, problemas de coordinación psicomotriz, alteración de noción del tiempo a nivel cerebral (sobre todo asociadas al consumo de las variedades Sativa e Índica). La intoxicación, es el efecto que produce aquella que tiene efectos psicoactivos y se ha demostrado la relación entre su consumo, la conducción de vehículos automotores y el aumento en los accidentes de tránsito.
También existen efectos “más o menos demostrados” a nivel de salud vascular. “El consumo fumado –señaló Emanuel Orozco– tiene efectos en la presión vascular y puede tener riesgo cardiovasculares y alteración en la presión arterial de las personas”. También genera riesgos a los pulmones, pues tiene una gran concentración de alquitrán. “Falta evidencia, pero adelantamos que puede presentar riesgos para la salud pulmonar”–apuntó–. Sobre la relación entre el Cannabis y la salud mental, el investigador del CISS-INSP indicó que su consumo no es nada recomendable en personas menores de 21 años, a razón de la falta de desarrollo cerebral a esa edad, y que su uso en este grupo poblacional está asociado principalmente con cuadros de esquizofrenia y depresión.
México es el tercer país con mayor producción de Cannabis a nivel mundial, con un cultivo promedio de 19,500 hectáreas anuales. También es el segundo país con mayor número de incautaciones. Según la ENCODAT, México es un país con un consumo personal de bajo a moderado, donde el 10% de la población de entre 12 a 65 años reconoce haber consumido algún tipo de sustancia (2017) y el 8.6% de la población entre los 12 y los 65 años reconoce haber consumido marihuana alguna vez en su vida.
Para el Mtro. Emanuel Orozco la promoción del Senado de la República de que la Cannabis es casi inocua, se contradice con la toma de posturas más beligerantes contra otras sustancias como el sodio o el azúcar. Aunque el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la considera no peligrosa, la marihuana sigue siendo hoy en día una sustancia prohibida, y su consumo es considerado un delito. Asimismo hay un lento avance legislativo para sus usos medicinal e industrial, con lo cual se van perdiendo oportunidades para producir cannabis rudalis que no altera la conducta y sí tiene efectos medicinales en la salud.
El Mtro. Orozco insistió en la necesidad de ajustar el marco normativo, descriminalizar su posesión y que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios permita importar productos derivado del Cannabis. Es momento –dijo– de regular el consumo del Cannabis y revisar la política de drogas en México y el mundo. En su opinión se debe acelerar la liberalización del uso medicinal formando RRHH para la prescripción médica, así como discutir las opciones regulatorias para el uso discrecional ajustando criterios relacionados con mantener la política prohibicionista y el otorgamiento de permisos especiales para uso médico e industrial. Así, señaló también que la elaboración de un diagrama de factibilidad demuestra que actualmente no es altamente factible que se liberalice su uso recreativo.
Sobre las dimensiones utilitarias de la regulación, el Mtro. Orozco recalcó que la planta es útil para generar ganancias económicas al gobierno y a diversos sectores interesados, tal como ocurre en EEUU y Canadá. De este modo, diversos grupos vulnerables como los productores en el campo podrían verse beneficiados. Se deben estudiar las distintas dimensiones libertarias de la regulación, pues la prohibición absoluta favorece el mercado negro y atenta contra derechos individuales.
Para concluir la videoconferencia, Emanuel Orozco hizo énfasis en la necesidad de generar más documentación que demuestre los beneficios medicinales del Cannabis, tales como los artículos de Journal de la American Cancer Society sobre los beneficios de su uso médico como coadyuvante en distintos tratamientos contra el cáncer. “El uso de esta sustancia no se puede trivializar” –subrayó–. Para su abordaje desde la salud pública se adopta el enfoque comunitario; y recordó que el consumo excesivo de Cannabis no está exento de riesgos y daños a la salud y se asocia con problemas de salud mental en adolescencia y adultez temprana, destacándose dramáticamente síntomas de depresión y esquizofrenia en menores de 21 años, “en estos grupos de riesgo, su consumo está totalmente contraindicado a menos que sea por prescripción médica de un especialista en medicina cannábica”.
Por: Redacción ESPM
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