La detección tardía afecta el pronóstico del paciente: cuál es la situación del cáncer de mama en México y el mundo
Como parte del Ciclo de videoconferencias 2021, la Dra. Gabriela Torres Mejía, directora del área de Investigación en Enfermedades Cardiovasculares, Diabetes y Cáncer, del Centro de Investigación en Salud Poblacional (CISP), presentó la ponencia “Situación del cáncer de mama en México y el mundo”, destacando sobre todo tres aspectos: la presentación de estadísticas sobre cáncer de mama en México y el mundo; la transición demográfica y sus efectos en la incidencia del cáncer de mama; y los recursos con los que cuenta México para tratar de disminuir la mortalidad por este padecimiento.
Siguiendo esta línea temática, la Dra. Torres recordó que el cáncer más común en mujeres, a nivel mundial –según casos de incidencia 2020– es el cáncer de mama. Para ese año las tasas de incidencia de casos de cáncer de mama en el mundo, por cada cien mil mujeres, fue de 47.8; mientras que en México la tasa de incidencia de esta enfermedad fue menor: 40.5 casos por cada 100 mil mujeres. Respecto a la tasa de mortalidad a nivel mundial, esta correspondió a 13.6 casos por cada 100 mil mujeres; y en México fue de 10.6 casos por cada 100 mil mujeres.
Si se compara a países con altos recursos y desarrollo tales como Alaska, EU, Alemania, Inglaterra, Francia, Noruega o Suecia, la incidencia es de 81.0 por cada 100 mil mujeres –casi el doble de incidencia de la enfermedad que en México (40.5)–. Sin embargo las tasas de mortalidad en esos países son mucho más bajas que en Latinoamérica o África debido a la disponibilidad que tienen de recursos, detección oportuna, diagnóstico temprano y control de la enfermedad. En los países menos desarrollados no se cuenta con los recursos suficientes para hacer diagnóstico temprano y enfrentar de manera oportuna a este importante problema de salud pública. Por esta razón han surgido organizaciones como la Global Health Cancer Initiative, para ayudar a disminuir la mortalidad en los países de escasos recursos.
Según lo expuesto por la Dra. Torres, la primera causa de muerte de mujeres entre 15 y 49 años en América Latina son las neoplasias, por ello la importancia de estudiar estas patologías. Asimismo, hizo notar que las tasas de incidencia y mortalidad se incrementan claramente al ir aumentando la edad (en el 2020 la tasa de incidencia en mujeres de entre 0 a 34 años fue de 4,4 por cada cien mil mujeres, mientras que la tasa se duplica a 8.2 casos por cada cien mil mujeres si se considera el rango de edad de entre 0 y 39 años). En el rango de edades de entre 0 a 64 años la velocidad con la que se desarrolla la enfermedad es mucho más alta, hasta alcanzar 37,4 casos por cada cien mil mujeres; y si el rango aumenta hasta 79 años, la tasa de incidencia se incrementa a 46.3 casos por cada cien mil.
Es importante recordar que en nuestro país hay tasas de incidencia y de mortalidad muy altas en los estados del norte y en ciudades densamente pobladas, tales como Guadalajara y Ciudad de México. Ello nos lleva a pensar que no estamos haciendo detección temprana en un porcentaje alto de la población. Con lo cual se podría contribuir a disminuir la mortalidad y a dar el seguimiento adecuado para detectar en etapas tempranas a mujeres con cáncer de mama.
La Dra. Gabriela Torres también hizo ver que el cáncer de mama es una patología que contribuye de forma importante a la carga de enfermedad de mujeres entre 15 y 49 años, en el mundo y en nuestro país. Asimismo, señaló que la transición demográfica que estamos viviendo disminuye los grupos de edad más jóvenes e incrementa el grupo poblacional de entre 69 y 85 años y más. Esta transición proyecta menos número de nacimientos y, consecuentemente, pocos jóvenes en edad productiva. Los países con más desarrollo tienen también una mayor incidencia de esta enfermedad, misma que va aumentando con la edad. Por ejemplo, países como Alemania se adelantan a esta situación contratando médicos jóvenes para que ayuden a equilibrar la pirámide poblacional y puedan atender a la población mayor. “Tenemos –dijo la Dra. Torres Mejía– que prepararnos y prever qué vamos a hacer. Esto es muy importante para hacer frente al cáncer porque este incrementa con la edad. Mientras vayamos identificando los factores de riesgo será más fácil ir deteniendo la enfermedad”–.
No debemos pasar por alto que para el año 2040 el número de casos de cáncer de mama en el mundo va a incrementarse por la inversión de las pirámides poblacionales. De igual manera, en esta videoconferencia se hizo énfasis en que el cáncer de mama se debe tener en mente y tratar de comprenderse tanto por parte de la población en general como de los investigadores y los tomadores de decisión, a fin de contribuir con la disminución del riesgo de padecer esta patología, propiciar una mejor de calidad de vida para quien la padece y disminuir la mortalidad por esta causa. Se prevé que para el año 2040 los casos se incrementarán casi el doble en América Latina, llegando hasta a un 49%. Por tanto, tenemos que prepararnos para su detección oportuna y control.
Desde el año de 1990, las neoplasias están en primer lugar como causa de muerte en mujeres en la población de entre 15 a 49 años, y ocupan el 2º lugar como principal causa de muerte para las mujeres de entre 50 a 69 años. A partir del año 2006, las tasas de mortalidad por cáncer de mama superaron la mortalidad por cáncer cérvico-uterino. En México, en 2020, murieron 7821 mujeres por esta enfermedad, lo cual corresponde aproximadamente a 1 muerte cada hora en nuestro país. “Cuando pensamos en eso, uno se siente impotente y con la necesidad de contribuir de alguna manera para disminuir esta patología”–dijo la Dra. Torres Mejía– y afirmó que podemos contribuir a reducir la carga de la enfermedad mediante: a) la promoción de la salud, b) la prevención, identificando qué factores incrementan y cuales disminuyen el riesgo de la enfermedad, c) la detección oportuna, d) el diagnóstico oportuno, e) tratamientos adecuados y oportunos, f) calidad de la atención, g) control, h) vigilancia epidemiológica, i) tamizaje efectivo mediante mastografía; y j) evitar intervenciones innecesarias cuando las lesiones son benignas.
A decir de nuestra expositora, México no cuenta con un programa de detección organizado, y sugirió un programa integral que considere: 1) tamizaje a la población en riesgo, 2) diagnóstico y tratamiento apropiado garantizado, 3) edad y frecuencia definidos, 4) control de calidad, 5) mecanismos de referencia, 6) invitaciones personalizadas, 7) seguimiento de los casos y 8) monitoreo y evaluación del programa.
Sobre la detección oportuna, se destacó la importancia de que las mujeres puedan contar con educación para la salud (factores de riesgo y tamizaje), conocimiento de señales de alerta del CM, autoexploración, examen clínico y mastografía con la frecuencia que se indique. También se subrayó que cuando se tiene un resultado anormal se debe hacer evaluación diagnóstica, confirmación histopatológica y asegurar un tratamiento oncológico adecuado. Cabe recordar que la norma oficial 2011 es la última con la que se cuenta en México, aunque ya se está trabajando en la nueva, pues idealmente se debería renovar cada 5 años. Esta norma señala claramente las estrategias para la prevención primaria, las cuales consisten en: estilos de vida saludable, lactancia materna, actividad física, dieta sana rica en ácido fólico, reducción de sobrepeso y obesidad y reducción del consumo de alcohol. De igual manera integran las estrategias de prevención secundaria: detección temprana, autoexamen mensual a partir de los 20 años, examen clínico anual a partir de los 25 años y mamografía cada 2 años en mujeres entre 40 a 69 años.
El panorama más actual que se tiene acerca del diagnóstico y tratamiento de cáncer de mama en México, a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT del año 2012 –que fue la última en la que se incluyeron preguntas sobre el cáncer de mama– corroboró una baja cobertura de diagnóstico por mastografía, rondando en un 11.7% en mujeres de 40 a 49 años, y en un 22.8% para mujeres de entre 50 a 69 años. Asimismo, se sabe que la mayor detección la hace la misma paciente, pues el 90% de los casos son detectados por autoexploración, aunque los tumores que se detectan de esta modo son grandes. A este respecto, la Dra Torres Mejía subrayó que “se debe usar la mastografía para poder detectar tumores muy pequeños que son fácilmente tratables.” La detección tardía afecta el pronóstico del paciente. Y en México las mujeres hasta los 50 años llegan con un 78% de diagnóstico tardío; en comparación con las mayores de 50 años, que llegan con un 67%. “La norma oficial no se está cumpliendo, porque existe una priorización de detección en mujeres de bajo riesgo. Hay muchas mastografías pero no están hechas en la población que debería de ser” –afirmó la directora del área de Investigación en Enfermedades Cardiovasculares, Diabetes y Cáncer, del CISP–. Quien también mencionó la importancia de hablar sobre la Consejería, pues un estudio realizado por una alumna de la Escuela de Salud Pública de México (ESPM) mostró que a pocas pacientes se les habían ofrecido estos servicios. El tratamiento integral no ocurre en todas las instituciones, se debe fomentar e incluir información sobre anatomía y fisiología de la glándula mamaria, signos y síntomas, asesoramiento genético, procedimientos diagnósticos, opciones de TX (ventajas, riesgos y complicaciones), acompañamiento emocional, psicología o psiquiatría, rehabilitación o reconstrucción de la glándula mamaria, cuidados paliativos, estilos de vida saludables y confidencialidad de la paciente.
Por último, la Dra. Torres Mejía mostró los resultados de una investigación de otra alumna de la ESPM sobre el impacto del Proyecto UNEME-DEDICAM en la detección oportuna mediante mastografía. Los UNEME-DEDICAM son sitios donde se realiza la mastografía, hay 15 o más en México y se ocupan de promoción y educación en salud, evaluación diagnóstica y referencia oportuna. Mediante el estudio se quería estimar si la captación de tumores mediante mastografía en mujeres mexicanas durante 2017 era mayor en entidades que cuentan con al menos una UNEME-DEDICAM. El estudio demostró que la captación por UNEME-DEDICAM fue de 81%, contra 63.1% en los estados que no cuentan con una. Los estados con alto grado de marginación también presentaron un menor porcentaje de captación por mastografía: 50% contra 84% de captación en estados con un bajo nivel de marginación. También se encontró una marcada diferenciación por regiones del país. En los estados de la región norte hay una captación por mastografía del 93.2% contra el 54.5% de la región sur del país. “Se puedo observar, –concluyo la Dra. Torres– que los estados donde había UNEME-DEDICAM presentaron una mayor captación que los estados que no lo tuvieron.”
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